Une attribution qui génère une plus-value colossale
1.Ce Christ en bois a été adjugé 1 400€ au marteau le 29 mars 2023 par la Maison de Ventes Neumeister basée à Munich.
A cette date le Christ est attribué au XVIIIe siècle espagnol.
Corpus Christi Spanien, wohl 18. Jh.
Dreinageltypus mit auf die rechte Schulter gesunkenem Kopf. Detaillierte
anatomische Wiedergabe des gestreckten Oberkörpers, Lendentuch in
kleinteiligen Falten. Nussbaum (?), braun lasiert. Rest., Schwundriss. H. 77 cm.
2.Le Christ précédent sera remis en vente à Barcelone le 26 novembre 2024 par la Maison de Ventes La Suite Subastas qui projette de l’adjuger dans la fourchette d'estimations 120 000€-160 000€ une fourchette 140 fois supérieure à celle qui accompagnait ce même Christ en 2023 à Munich.
Le descriptif qui était fourni en 2023 par la Maison de Ventes Neumeister était laconique. Celui qui est fourni par la maison de Ventes La Suite Subastas est grandiloquent et riche en références de noms et de lieux
Atribuido a Bartolomé Ordoñez y Diego de Siloé (1480, Italia - 1520, 1495, España - 1563)
"Cristo"
Escultura en madera de nogal maciza y tallada de una pieza, excepto los brazos.
67,5 x 59 cm.
Se adjunta estudio de la Doctora en Historia del Arte Rosario Coppel, de febrero del 2024, del que extraemos nuestra catalogación.
Como relata la profesora Rosario Coppel en su informe, se trata de una escultura de Cristo Crucificado en madera de nogal en su color, a pesar de conservar restos de pintura que indican su policromía.
Se representa a Jesucristo en el momento de expirar, con la boca ligeramente abierta y los ojos casi cerrados. El cuerpo cae verticalmente con las rodillas ligeramente flexionadas y la cabeza se desploma completamente hacia el lado derecho del pecho, enterrada entre los hombros.
El rostro es de forma ovalada, con ojos rasgados y párpados caídos, abriéndose sólo a través de una hendidura por la que se ve el resto de la pupila coloreada. La nariz es recta y larga, con los orificios abiertos, y la boca también es recta y no presenta sonrisa.
El cabello, el bigote y la barba están profundamente esculpidos con rizos ondulados. Un mechón de cabello es largo, cayendo directamente delante del hombro derecho, mientras que el resto de la melena está recogida hacia atrás y sostenida por la oreja izquierda.
Como señala la autora del informe: “El estudio anatómico es profundo, está tallado con maestría, presentando una tensión conseguida por el vientre hundido, los huesos del esternón, las costillas y los músculos, todo muy marcado, también en los brazos y las piernas.”
El paño de pureza es de tamaño pequeño, abraza el cuerpo y se envuelve firmemente alrededores de las caderas, formando varios pliegues finos.
La parte trasera fue menos trabajada, ya que el cristo fue diseñado para ser colocado sobre una cruz, hoy en día perdida. El perfil de la imagen muestra un pecho abultado y una curva en las rodillas apenas visible cuando se ve de frente.
El rasgo personal más destacable que distingue al crucificado es su clasicismo, su impecable estudio anatómico y la elegancia y serenidad que transmite a través de su expresión.
La cruz está realizada en madera de nogal maciza y tallada en una sola pieza, exceptuando los brazos, que fueron elaborados aparte y ensamblados mediante clavos internos.
Como marca el informe: “En el estudio técnico se han descubierto pequeños restos de pigmentos, lo que demuestra que estuvo policromado.
El prototipo iconográfico procede de Italia, donde a finales del siglo XV y principios del XVI, se crearon modelos de Cristo crucificado muy naturalistas, pero a la vez muy clásicos, como los de Donatello, Verrochio, Bruneleschi o Miguel Ángel.”
Por lo que a las comparativas se refiere, que dan consistencia a la atribución de nuestro Crucificado, el informe de la Doctora menciona diversas obras claramente comparables con la nuestra. Entre ellas, destacamos los que siguen: el trabajo de los relieves de la “Sillería del Coro del monasterio de San Benito”, realizado entre 1525 y 1529 y conservado en el Museo Nacional de Escultura, en el que colaboró Diego de Siloé, que realizó tres tableros “para la decoración de la silla del abad, con los temas de San Juan Evangelista, San Juan de Burgos y La Degollación del Santo”; y un “Ecce Homo” de Siloé, en la iglesia parroquial de Santa Eulalia en Torquemada (Palencia), que, afirma Coppel, guarda un parecido asombroso con nuestro Crucificado.
Asimismo, también subraya dos trabajos atribuidos a Bartolomé Ordoñez. El primero, el grupo del “Descendimiento de la cruz”, conservado en el Museo Federico Marés de Barcelona, con un modelo similar: “el estudio anatómico detallado, el rostro ovalado, el cabello con profundos mechones, uno de ellos suelto y muy largo en el lado derecho, las manos y los pies con los dedos muy largos”; y el segundo, el relieve “Lamentación sobre Cristo muerto”, también en madera de nogal en su color, en una colección particular. “El paralelismo con el Crucificado es grande, aunque aparezca el cuerpo de Cristo tumbado. El rostro, el cabello y la forma de esculpir los detalles de la anatomía son similares, más suavizados al tratarse de un relieve y no de una escultura de bulto redondo.”
En cuanto a la procedencia de este lote, Rosario Coppel propone la siguiente hipótesis. El tamaño del Crucificado es mediano, no presenta las medidas de los grandes altares, que podrían llegar hasta los dos metros de altura, por lo tanto, podemos deducir que pudo ser un encargo de algún miembro de la iglesia o de la nobleza como decoración de una capilla funeraria o el oratorio de un palacio.
Como indica el informe, “existe una referencia documental sobre un Crucifijo que fue encargado por el Obispo Juan Rodríguez de Fonseca a Diego de Siloe. En el inventario levantado a la muerte de su hermano, Antonio de Fonseca, su heredero universal, se recoge lo siguiente:
“Cruçifixo de bulto, muy singular, metido en su caja de madera, que le hizo Sylohe”.
Según se cree, el Crucifijo citado fue destinado a la Capilla de Santa María de Coca (Segovia), donde se encontraba el enterramiento familiar de los Fonseca. En el mismo inventario se describe:
“Un Cruçifixo grande, de bulto, en su caja, que es para el oficio de la Semana Santa, que hacía el obispo, mi señor”.
Ninguno de las dos esculturas se encuentra actualmente en la iglesia de Coca, pero Luis Vasallo Toranzo ha identificado la segunda citada, la definida como grande y procesional, con el Cristo de las Injurias de la Catedral de Zamora.”
Como concluye Rosario Coppel, “la escultura de Cristo Crucificado puede situarse entre los trabajos creados por Bartolomé Ordoñez y Diego de Siloe. En el caso del primero, no se conocen esculturas de Cristo en la cruz exentas, pero se sabe que, en su corta trayectoria artística, estuvo al servicio de poderosos personajes de su época. Las dos representaciones de la Lamentación (cuya procedencia se desconoce), debieron tener una función privada. Si el Crucificado fuera obra suya, habría que fecharlo entre 1517 y 1519, coincidiendo también con los relieves del coro de la catedral de Barcelona.
Por su parte, la trayectoria artística de Diego de Siloe fue mucho más larga, pero por las características de estilo, el Crucificado se enmarca en la actividad llevada a cabo durante los nueve años de estancia Burgos, desde 1519 a 1528. En aquella época, Siloe trabajó para influyentes eclesiásticos que pudieron encargar el Crucificado para sus capillas (en el caso de Juan Rodríguez de Fonseca) o para sus patronazgos (como el encargo del Abad de Burgos para el monasterio de San Benito). En cualquiera de las opciones, no sería un encargo cualquiera, por su tamaño y perfecto acabado, el comitente tuvo que ser algún personaje poderoso de su entorno.
Se trata de una pieza inédita, de gran belleza artística e histórica, que refleja el gusto por las nuevas tendencias del Renacimiento italiano, la perfección técnica, y la atmósfera religiosa que se vivía en la España de la época.”
Cette fente est devenue quasiment invisible sur la photo publiée par La Suite Subastas.
Publié le 20 novembre 2024